La Ronda de Dalt, auténtica autopista urbana que rodea la ciudad de Barcelona, atraviesa en su parte norte el pie de la sierra de Collserola cuando ésta se encuentra con la ciudad.

En su desarrollo esta vía opta, en algunos tramos, por una situación a media ladera que pone de manifiesto el pronunciado desnivel que hay entre ambos lados. En uno de estos tramos se encuentra la pasarela. Su objeto es relacionar las vías laterales de la Ronda, entre las cuales hay un salto de cota de 9 m., para facilitar el cruce de los peatones.

Esta circunstancia impide, sin duda, la construcción de un paso franco entre ambos márgenes capaz de preservar el gálibo de la Ronda. En la solución finalmente adoptada, el tablero sale horizontalmente des de la rasante del margen superior, por el lado montaña, y queda suspendido a gran altura en el margen contrario, por el lado que mira hacia la ciudad y el mar.

La pasarela se convierte así en un espléndido mirador sobre el lugar por el simple hecho de reconocer y determinar con precisión la cota sobra la cual ha de construirse.

Los sistemas para comunicar el tablero con los márgenes se diseñan de forma específica. Por el lado montaña mediante la adecuación a la topografía, mientras que por el lado mar se resuelven de manera más artificiosa, con la construcción de una rampa y un ascensor mecánico que, como piezas autónomas, se adosan al tablero.