guldensporencollege site kaai, kortrijk, bélgica
La remodelación del campus del que era el St-Amandscollege responde a la necesidad de poner al día su infraestructura educativa en un momento en que se quiere integrar con otro campus situado al este del centro de la ciudad y aumentar su capacidad de 800 a 1.400 estudiantes, cosa que comporta tanto renovar los edificios existentes como construir otros de nuevos.
Pero esta remodelación es también una oportunidad para mejorar su articulación con la ciudad entorno a él. El campus se sitúa en el anillo de espacios abiertos que rodean la parte central de Kortrijk y en el límite de una zona en plena transformación, como es Overleie, con la cual está poco integrada. Atender a este contexto es fundamental.
La necesidad de establecer a través del campus un corredor norte-sur para bicicletas y peatones, así como la de facilitar la accesibilidad este-oeste de estos últimos, ha de permitir compatibilizar el carácter privado del equipamiento con un cierto nivel de apertura al público.
Esto implica plantear los nuevos edificios y sus accesos de manera estratégica, pero, sobre todo, definir la accesibilidad general al recinto de forma que permita segregar o integrar itinerarios para compatibilizar dos grupos de usuarios muy distintos: la comunidad educativa y los vecinos de la ciudad.
Las 144 plazas de aparcamiento para vehículos se distribuyen en cinco núcleos a lo largo del perímetro, de manera que faciliten el acceso desde diversas partes de Kortrijk, distribuyan el impacto de la movilidad rodada en el entorno y no den lugar a grandes superficies sin interés. Algo similar ocurre con las 1.100 plazas para bicicletas, distribuidas en tres grandes grupos.
El desarrollo de la propuesta comporta un acuerdo entre la administración local y los gestores privados del centro con especificación de los proyectos a desarrollar por cada uno de ellos así como de las inversiones respectivas. Implica también la concurrencia de otros agentes, como Eandis para los servicios o Parko para los aparcamientos, y se acompaña de un calendario de ejecución que identifica los plazos para desarrollar todos los trabajos previstos en un máximo de seis años.