overleie kortrijk
Descripció del barri
Overleie es un barrio con una clara identidad propia el cual, a pesar de las diversas áreas que lo componen, resulta perfectamente identificable dentro de la ciudad de Kortrijk. Situado, como su nombre indica, al otro lado del río en relación al centro, es un barrio a caballo entre los usos mayoritariamente terciarios de este centro y el carácter residencial de las periferias.
Durante mucho tiempo fue un potente motor económico gracias a una industria centrada en el lino que aprovechaba las características del río Leie para su propio desarrollo. En decadencia a lo largo del siglo XX, se ha transformado en un tejido con grandes estructuras fabriles obsoletas, un comercio de proximidad con poco empuje y numerosas piezas residenciales.
La transformaciones que el centro de la ciudad ha experimentado a lo largo de las últimas décadas (acondicionamiento de los espacios públicos, renovación del comercio, implantación de actividades creativas...) no han alterado todavía el status quo somnoliento de Overleie. Pero algunos elementos recientes han de cambiar sin duda la situación.
La implantación de un museo dedicado a la industria que lo convirtió en un referente, la transformación de algunas antiguas fábricas en edificios residenciales, la apertura al público de una parte del Campus de Guldenspurencollege y, sobretodo, la transformación de los márgenes del río Leie en un significativo espacio público, son pasos fundamentales para la recuperación integral del barrio.
Metodología
Ante esta ventana de oportunidad, una cuestión deviene capital: ¿cuál es la metodología más adecuada para canalizar el impulso de todos estos cambios y articular una propuesta de conjunto para Overleie que tenga en cuenta tanto los factores sociales, como económicos, como culturales? ¿Y cual es la mejor manera para que esta propuesta para el barrio sea, al mismo tiempo, coherente y flexible, de manera que permita su materialización y evolución a lo largo del tiempo sin desvirtuarla?
Dos son los mecanismos que se han puesto en marcha. En un primer momento, la generación de un masterplan que aportase visión de conjunto. En un segundo, una serie de talleres a lo largo de los cuales se profundizara en las previsiones del masterplan para las diversas zonas del barrio. Tanto en un caso como en el otro, se ha contado no sólo con la intervención de numerosos especialistas que han aportado sus conocimientos específicos en las materias a considerar, sino también con los diversos representantes políticos y con la contribución entusiasta de los vecinos del barrio interesados en tomar las riendas de su futuro.
El masterplan, en su concepción habitual, no es por sí mismo una herramienta que permita su inmediata implantación. El margen de interpretación que ofrece es todavía demasiado amplio como para evitar conflictos significativos en su aplicación. Tanto la Administración como los promotores necesitan, en cambio, reglas claras que les permitan el desarrollo de la ciudad. Los talleres devienen así un instrumento intermedio entre el Masterplan y el Proyecto y constituyen un mecanismo de diseño urbano que permite llegar a propuestas que puedan ser implementadas con relativa agilidad; propuestas que definen una imagen sólida del conjunto, reglas claras para la construcción de los edificios y un espacio público bien definido.
Unas cuantas ideas motrices
La calidad del espacio público como medio para conseguir otros múltiples objetivos es un rasgo común del conjunto de las intervenciones previstas. Su potencial como desencadenador de fenómenos que le trascienden ha quedado demostrado en operaciones como el diseño de los márgenes del río Leie. Se trata ahora de extender su efecto beneficioso al conjunto del barrio. A su lado, unas cuantas ideas motrices se encuentran tras las diversas propuestas.
El mantenimiento de la identidad es una de ellas.
Se trata de consolidar un barrio fundamentalment residencial, con un negocio de proximidad al servicio de los ciudadanos que en él viven y con un pequeño porcentaje de comercio de ciudad en puntos estratégicos de los nodos de comunicación que lo ligan al territorio. En ellos se implantan también algunas oficinas, mientras que una de las antiguas estructuras fabriles se dedica al museo del tejido, decantando la relación barrio-ciudad hacia el barrio sin olvidar los valores urbanos que pueden contribuir a su renacimiento.
Se prevé la construcción de 424 nuevas unidades habitacionales pensadas para la diversidad social que ya hoy compone el barrio, planteadas de tal manera que los diversos tipos de usuario se combinen en los diversos desarrollos previstos. Estas nuevas viviendas consolidan los tejidos residenciales ya existentes y amplían las tipologías disponibles en los nuevos espacios que se ponen en juego, de manera que en el “nuevo Oveleie” se creen viviendas unifamiliares, apartamentos y formas más complejas de residencia.
Esta nueva construcción va en paralelo a la renovación de las antiguas viviendas de obreros (beluiks) y a la ruptura de su aislamiento para hacer de ellas entidades integradas al resto del tejido.
La permeabilidad es otra de las ideas motrices.
Overleie se encuentra, por definición, al lado del río Leie. Ello le otorga una posición privilegiada que no tienen otras partes de la ciudad. Pero es necesario que esta ventaja no redunde solamente en beneficio de los que ocupan la primera linea sino que impacte positivamente también en los que están más lejos. Por ello surgen una serie de espacios públicos perpendiculares al río que vertebran esta permeabilidad y que fragmentan las grandes manzanas edificadas actuales.
Las consecuencias de todo ellos en la morfología del tejido urbano son claras y se complementan con la apertura de nuevos ejes y caminos que facilitan también la permeabilidad desde el núcleo central del barrio, la plaza Sint-Amands, hasta los tejidos mas alejados de ella. Las manzanas edificadas devienen así más porosas y amables.
Estos nuevos itinerarios van relacionados con la movilidad en el barrio -entendida no sólo como itinerarios vehiculares sino también como accesibilidad para los peatones- la cual afecta fundamentalmente a sus calles. Éstas son hoy no sólo de poca calidad espacial sino, además, indiferenciadas; todas tienen un tratamiento similar. Es necesario entender el valor que los calles tienen como espacio público, jerarquizarlas y adecuarlas a las diversas funciones que cumplen en la trama urbana.
El conjunto de propuestas que emanan de estos principios y que se han desarrollado a lo largo de los talleres no son todavía una propuesta final; no se trata de proyectos; pero son propuestas que eliminan ambigüedades, prefiguran un modelo claro de ciudad y permiten un desarrollo flexible, que se adapte a los recursos disponibles y a las condiciones que impone el paso del tiempo.